domingo, 2 de marzo de 2008

EL CIEGO DE SILOÉ

El evangelio de Juan está cargado de simbología, este domingo se nos presenta la luz a través de un ciego de nacimiento.

Para los judíos, en este tiempo, el bienestar y el malestar, eran entendidos de forma hereditaria, de tal modo que se creía que las enfermedades y las bondades tenían como causa la conducta de los ascendentes. Con esta lógica, al nacer con algún tipo de enfermedad se consideraba como culpabilidad de los padres.
La luz significaba para los judíos símbolo de la ley y la sabiduría, para los griegos era conocimiento de Dios y para los cristianos viene a significar el evangelio, Jesús es LUZ que ilumina la existencia humana y procura la salvación de los hombres. La luz del día es la presencia de Jesús, su asencia la noche. El ciego vive en las tinieblas en oposición a Jesús que es luz.

A modo de relato cinematográfico se nos narra en el evangelio un "proceso". Jesús cura recordando la creación de Adán con agua y barro así engendra a la nueva vida la de la fe, así nace el ciego a la luz. Pero el ciego, tras ser curado es sometido a un interrogatorio, tanto por la gente sencilla como por sus dirigentes. Jesús es un gran riesgo para la jerarquia establecida ya que cuestiona abiertamente dichos valores o dicha jerarquía en cosas como : el concepto de Dios, el concepto de prójimo, la ley, etc.

Sería interesante perfilar un poco los personajes que aparecen en este relato:

- LOS PADRES: Su miedo a que les expulsen del judaísmo les lleva a echar balones fuera a casi ni reconocer su propio hijo, no quieren complicarse la vida, el miedo a veces paraliza, despersonaliza y para...
- CIEGO: iluminado por Jesús no se deja amedrentar, está feliz y contento, vé por primera vez, ¿cómo se va a calla? ¿Cómo no va a hablar de lo que Dios ha hecho en él? Imposible callarlo. El ciego vive un auténtico proceso vital de fe, primero se limita a contar los hechos, después descubre que Jesús es profeta, que Dios le ha escuchado, por lo que Jesús no es un pecador sino un enviado. El ciego nos da cuenta de su conversión, al sentirse sanado e iluminado por Jesús, se convierte en un valiente testigo y discípulo al que no le importa el juicio de los demás
- FARISEOS, Los fariseos dicen ver pero no se enteran o no quieren enterarse de nada. No necesitan la luz, ya la tienen. Prefieren la ceguera de quien tiene todo ya respondido y su consiguiente y consecuente seguridad.
- NOSOTROS: Nosotros también somos llamados a participar en la escena: ¿cómo y dónde me situo? ¿Cuál es mi tono vital? ¿Qué o quién ilumina mi camino? A esto nos invita la liturgia de hoy a preguntarnos dónde está la fuente de nuestra iluminación dónde está la fuente de nuestra vida.

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